2/1/09

RENAISSANCE

Cada vez que mis manos se desentorpecen y vuelvo a ser capaz de sentir los roces de la libertad entre mis dedos, me vuelvo a atar a mi pasado. Todo se precipita y lo que parecía ser un nuevo escape a tu prisión se vuelve cadenas.
Cada vez que mis ojos logran despegarse permitiéndome ver que no todo esta perdido en esta desdibujada vida que llevo adelante, recuerdo el color de tus mentiras. Un resplandor me encandila y lo que prometía ser una nueva manera de sentir se pudre en mis venas.
Cada vez que mis piernas logran deshacerse de aquella vieja sensación de entumecimiento y comienzan a caminar en contra de todos los obstáculos que puse cuidadosamente durante mi viaje de ida, vuelvo a tropezar. Caigo redondo al suelo y lo que aparentaba ser un cambio de rumbo en esta atolondrada marcha se convierte en un constante deja vú del camino.
Cada vez que logró conciliar con mi mente un pacto para dejar de imaginar el como sería y tomar, de una vez por todas, las riendas de este precipitado y constante caer que no me lleva a ningún lado, vuelvo a encontrarme. Me miro a los ojos, me sacudo el polvo y lo que parecía no terminar jamás muere en mí, mostrándome un nuevo escape, un nuevo color, un nuevo camino y busco comenzar otra vez.