24/4/12

SUS HOJAS CAEN

Sus hojas caen...

Sus labios se cierran de manera hermética, su espacio se contrae e implosiona. Se consume su tiempo y de los minutos solo quedan cenizas.

Sus hojas caen...

Se derrite lentamente y forma un charco alrededor de mis ojos. Su cuerpo se vuelve líquido e intento convencerme de que el dolor solo está de visita.

Sus hojas caen...

Nadie repara en la amargura que transparenta sus ojos. Vuelve a ser dulce, vuelve a lastimarse. Camina a través del otoño sin sentirse inmortal.

Sus hojas caen y yo me voy con ellas.

ESE


Hay veces que tengo ganas de escribir, hay veces que no puedo evitarlo.

Tratar de impregnar en una hoja ese nudo ajustado, que nunca termina de irse, es quizás imposible, pero tampoco es lo que busco.

Quizás mi intención sea la de derrumbar el mito que existe sobre dejar las lágrimas en el papel y salir ileso. El pensar que encontré palabras para sacar la basura afuera me va a ayudar a cerrar ciertas compuertas es meramente ridículo.

No creo que nadie pueda hacer desaparecer el frío y la angustia con un poco de tinta.

La ayuda llega por otro lado. El reconocerme en el papel y poder leer en palabras cercanas a una solidez aparente lo que me asola, me ayuda a crear un segundo personaje. 

Un antagonista tácito, que evade cualquier resquicio de consolarme y me entrega de manera concreta los problemas a tratar.

Dejo de ser yo el que narra esto. Ahora es un papel, es tinta, es lógica. Ahora es una voz desconocida que dice que habla de mi.

Él no intenta convencerme, no me ofrece alternativas ni treguas. Me ataca porque sabe, porque puede y porque lo cree necesario.

Se convierte así en algo superior a un reflejo fiel de mi pena. Al destruirla y rearmarla me deja ver su único rostro. Sin velos ni espejismos.

Puede parecer peligroso, entonces, buscar esta confrontación con un rival que me conoce tan en detalle. Pero su palabra me activa. Su verdad cruda me exige respuestas y en ellas encuentro el camino.

A diferencia de mi pena y mi alegría él es eterno. Y eso ya es mucha ventaja.

14/4/12

LLEVATE EL DIA

Las palabras rebotan y vuelven.
Lo supérfluo super fluor florece entre la flora.
El diálogo se desdibuja entre las bujías de mi brújula.
Viejas brujas me leen el pasado, porque el futuro se viene duro.
Algo pisado, las rejas, el rojo y la paz.
Termos llenos de temor, y el tumor de un dedo que toca tremulas tonadas.
El pasto casto que quiere pastar como el carnero que adora su carne.

Entona mi voz retazos de trazos antes trozados, cual pollo al spiedo.
Los medios del miedo, que significan el encontrar significados en vos.

Doy vueltas, vuelvo a volar. Junto a las volutas impolutas del devenir del humo.
Intento entonces asumir que el suelo suele salir a pasear, solo, soldado al sol.
Ahora jurando unir las ideas en tu alma, buscando ser buscado.

Viene de: Paraphernalya "Sin título"

10/4/12

BISAGRAS SARGASIB

Se me parte en dos la cabeza y todas las posibilidades se polarizan.
El reparto suele ser parejo, uno por aquí otro por allá. Pero esto no asegura equilibrio.

Aquí el que tiene ganas de gritar verdades a seis voces queda atrapado del mismo lado que el tímido.

Mientras que allá el extrovertido y social debe convivir con el que prefiere callar y dejar que el silencio obre maravillas.

Aquí el conquistador nato debe relegar lo posible al escuchar al pesimista.

Mientras que allá, donde termina una y comienza la otra mitad, el optimista mantiene al perdedor con ilusiones.

Es difícil pensar que la solución es simple, mas cuando esta mitad busca respuestas y aquella tiene preguntas.

Si el proceder lógico es unir ambas mitades...

Necesito un cierre...


Necesito un cierre...


Necesito un cierre...

Si el proceder lógico es unir ambas mitades...

Es difícil pensar que la solución es simple, mas cuando esta mitad busca respuestas y aquella tiene preguntas.

Mientras que allá, donde termina una y comienza la otra mitad, el optimista mantiene al perdedor con ilusiones.

Aquí el conquistador nato debe relegar lo posible al escuchar al pesimista.

Mientras que allá el extrovertido y social debe convivir con el que prefiere callar y dejar que el silencio obre maravillas.

Aquí el que tiene ganas de gritar verdades a seis voces queda atrapado del mismo lado que el tímido.

El reparto suele ser parejo, uno por aquí otro por allá. Pero esto no asegura equilibrio.

Se me parte en dos la cabeza y todas las posibilidades se polarizan.

8/4/12

EL ESPACIO

El espacio, en contra de la creencia colectiva, jamás es estático. Inmensurable si, pero en constante movimiento. La distancia puede ser ínfima o infinita, variando según la intención del momento.

La realidad como concepto necesita un espacio físico que la contenga, la materia y la energía puede ser la misma, la diferencia radica en cómo interactúa el vacío entre ellas.

El espacio puede ser el lugar, como así también la ausencia de...

Es extraño entender que lo que rebosa en todo el espacio (astronómicamente hablando) es vacío. Distancia entre el punto del que observo y el punto al que observo.

Cada pétalo se aleja del siguiente y entre sus espacios nace una flor.

Y la belleza de su sonrisa reposa en el espacio que existe entre sus dientes, el ambiente que nos rodea y la distancia entre su boca y la mía.

Sería bueno tener un punto de partida, y desde ese punto bang...

Big Bang


Viene de: Ideas sin cribar: "El Tiempo"

ABRO EL JUEGO

En realidad esta entrada es solo para explicar la siguiente... una especie de juego planteado entre los que somos...

Yo muevo la pelota, aunque no se quien la quiera recibir.

Digo que comencemos a fluir cual oceano... yo leo, yo me imspiro, yo escribo... yo-yo

1/4/12

APNEA

- La puta madre – El Gordo Pesutti golpeo con su enorme mano la mesa tirando una botella, vacía por suerte. Estos ataques de ira no eran comunes en él, pero estaba sinceramente enojado. - No puede ser que siempre pase lo mismo.

- ¿Qué pasa Gordo? – Preguntó Ariana sin sacar los ojos del televisor. Estaba viendo la telenovela brasilera y era raro que algo logrará distraerla.

- ¿Qué pasa? – Preguntó retóricamente. - ¿Qué pasa? Que cada vez que me propongo hacer uno de estos crucigramas de mierda siempre me quedo corto con una palabra. – El Gordo recién ahora se daba cuenta que Ariana había dejado de lado su novela para ayudarlo con su problema.

- ¿Y? – Ahora Ariana lo miro a los ojos, intentando entender el porque del golpe – No es para tanto Gordo, fijate en las soluciones y ya está.

- Claro, total así es más fácil. – El Gordo nunca había tenido el don de la ironía de su lado, y esta vez no era la excepción. - Vos no entendés, quiero hacerlo sin necesidad de ver las putas soluciones. Esas están para lo que no saben un carajo.

- ¿Y que palabra te está faltando? – Dijo por cortesía mientras volvía a concentrarse en la intricada trama de “Amor de juventud”.

- Como si te importara. Además no creo que la sepas. Digamos que nunca se te dio por hacer estos juegos. – Dijo y remarcó esa última oración de una manera despectiva.

Ariana apagó el televisor y lo miró fijamente al gordo con un odio poco común en ella, este le devolvía aquella mirada desafiante. Si había algo que Ariana no soportaba en este mundo era que la subestimaran. La gente que la conocía bien evitaba cualquier tipo de situación o comentario que la hiciera sentir así.

- A ver pelotudo, probame. – Dijo mientras se ponía de pie y caminaba hacía la mesa del comedor. Cada paso resonaba sobre el parqué, remarcando aquel obvio sentimiento de ira que corría por sus venas.

- No jodas Ariana. No quise hacerte enojar. – el Gordo se había empequeñecido ante aquella reacción de su compañera de cuarto. Si bien le sacaba una cabeza y media, había escuchado historias del enojo de Ariana y prefería no tener que lidiar con ella. – Te ofrezco mis sinceras disculpas. Es que no creo que sepas la palabra, y no quiero amargarte, viste.

- Para no amargarme llegas tarde, ahora. – Se sentó a su lado intentando disimular su enojo - ¿me podes decir que palabra te falta, gordito? – Dijo esta última palabra con un tono de voz mas cercana al cariño que al odio, lo agarro del brazo y apoyó su cabeza sobre el enorme hombro del gordo.

El Gordo ya vivía hace dos años con Ariana y más de una vez se había hecho la cabeza con ella. Está de más decir que el siempre había estado enamorado de su pequeña compañera. Y digamos que tenía todas las razones del mundo.

Ariana tenía lo que se llamaba una belleza especial. Era más bien menuda, morocha, de ojos pequeños y claros, y una nariz apenas prominente que, más que arruinar su perfil, le daba un aire de elegancia. Debía medir alrededor de un metro sesenta, tenía pequeños pechos, pero hermosamente redondeados y un culo impresionante.

El Gordo intentaba acercarse a ella de cualquier manera y cuando ella hacía estas cosas “amistosas” de abrazos y besos se ilusionaba y volvía a creerse en carrera.

- Eh… - Bajó la vista sobre la revista de juegos y buscó la definición de aquella palabra, demorando aquel instante la mayor cantidad de tiempo posible – Aquí está. 4 Vertical : Suspensión de la respiración. Son cinco letras – Agregó después de contar en el diagrama.

Ariana se levantó, lo besó en la mejilla, le palpó la cabeza con una expresión de amor maternal y emprendió su marcha de regreso al sillón, si se apuraba podría ver si Elena le decía a Leo que en realidad el hijo que esperaba era de él.

Cuando estaba llegando al sofá cama escuchó de nuevo la voz del Gordo desde la mesa.

- Viste que no la ibas a saber. – Dijo disfrutando su pequeña victoria por dentro. Ahora estaba tranquilo, Ariana no lo hubiera dejado olvidarse de aquel momento si le decía la palabra que le faltaba. Todavía se le burlaba de aquella tarde en la que había confundido el azúcar con la sal y, en un acto de estúpido orgullo y esperanza de que nadie se percatase de aquel error, había tomado el peor café de su vida.

- ¿Y quién dijo que no la sé? – Ariana volteó su cabeza y clavo sus ojos celestes en los del Gordo, que otra vez se ponía nervioso.- Solo espero que la próxima vez no me hagas levantar por boludeces.

Ahora miraba hacía el televisor, dándole la espalda al gordo mientras sonreía de oreja a oreja. Sabía que no iba a pasar mucho tiempo para que el Gordo comience a acosarla, y de alguna manera estaba disfrutando ese breve momento de silencio sepulcral.

- Entonces – El Gordo, mientras se secaba la transpiración de la frente con su antebrazo, buscaba un tono de voz que no delate su indignación. – A ver, decime ¿Qué palabra es?

- Ah… ¿No la sabes? – Ariana lo miraba con displicencia e intentaba contener la risa.

- Creo que eso quedó bastante claro ya. – No recordaba haber sentido tanta bronca hacía alguien antes. Excepto, tal vez, hacia aquel compañerito de primer grado que le “regalo” aquel apodo por el cual todos lo conocían ahora. Ser “El Gordo Pesutti” hoy en día no era un problema, pero pasar toda la primaria siendo “El Gordo” había sido un calvario.

- Entonces fijate en las soluciones. – Dijo Ariana y retrucó después. – Que son para los que no saben un carajo.

El lápiz en la mano del Gordo comenzaba a crujir. Estaba recibiendo toda la presión de aquella manaza que se ceñía cada vez más fuerte. Su paciencia se iba acabando, como la vida útil del lápiz.

Entonces una idea se gestó en aquella cabeza a punto de ebullición, era solo una teoría, pero podía ser la respuesta. El Gordo se tranquilizó un poco ante esta posibilidad

- ¿Sabes que? – Atacó entonces. – Para mí que vos tampoco sabes y me estás boludeando. – Ahora sonreía el Gordo, mostraba sus dientes y soltaba una carcajada forzada. – Vos tampoco sabes un carajo. Ja… Si, yo soy un ignorante, pero al menos lo admito.

Una vez más Ariana apagó el televisor, esta vez tranquila. Su novela había terminado y tenía que bañarse para ir a laburar. Se levantó y comenzó a caminar en dirección hacía el baño.

Ya estaba cansada de este juego y sabía que si no lo hacía ahora el Gordo no la iba a dejar en paz.

- Es “Apnea” – Ariana saboreaba un caramelo invisible en su boca mientras caminaba por el pasillo – A; P; N; E; A – Deletreó luego con particular acentuación cada letra.

- ¿Apnea? – El Gordo contó los casilleros, y descubrió además que la “P” ya estaba colocada – No, no entra. – Le dijo al pasillo vacío desde el cual le habían dictado la respuesta - Viste que tampoco vos la sabías.

- Mira vos – dijo Ariana, ya desinteresada. – Me debo haber equivocado.

Y mientras Ariana cerraba la puerta del baño, el Gordo colocaba una “A”, una “N”, una “E” y otra “A”, para luego esconder la revista en un lugar alto, donde Ariana nunca fuera a encontrarla.