27/6/12

BAJO EL AGUA

Seguía lloviendo.
La cortina de agua cubría de punta a punta el valle. Mas allá de su mano solo se veía agua y musgo.
Se sentó, entonces, en una piedra y dejó que su mente divagara.
Había pasado demasiado tiempo arriba. Y ahora la gravedad era obvia. Sus pies y debajo de ellos el suelo.

Entendía lo difícil de intentar mantener la calma cuando esta lluvia era la otra cara de su adversario.
Los truenos perdiendose tras la montaña eran solo un canto de victoria.

Prefería pensar en otras cosas. Aceptaba lo que consideraba una derrota parcial.
Ahora solo podía esperar a que escampe para volver a cerrar las heridas del barco.