8/7/09

DIBUJANDO FLORES

El lápiz recorre un trazo de memoria. Cada petalo tiene que ser exactamente diferente al anterior. Cada flor tiene que resaltar de las demás sin opacarlas. Así, nada llama la atención mas que la suma del todo.
Cada tallo tiene que tener la cantidad perfecta de curvas, como cualquier tallo.
Las raices deben ser delicadas, y sin embargo deben estar aferradas al suelo.
Sus hojas, suaves y firmes deben estar dispuestas a conmoverse con el viento mas leve.
Y por último no se debe NUNCA dibujar una maceta. La libertad es lo que las hace eternas. Su belleza es un equilibrio exacto entre la necesidad de encontrar un suelo y la posibilidad de que este sea cualquiera.

CATANDO INVIERNOS

El contacto con la copa fría resquebraja mis labios.
 
Imposible acercarse. Quizás la distancia logra perfeccionar su aroma. 
Maderas secas se agolpan en mis labios cuando su presencia se hace palpable.
 
Su cuerpo se desliza a traves del viento dejando tintes de olvido que apenas se perciben.

Después de añejarse durante años es quizás el momento ideal para comenzar a beber.

Con un tinte helado y cristalino quizas fue el mejor invierno para acompañar con mariscos, ilusiones rotas y un ramito de ideas.

19/3/09

otra vuelta de tuerca

Siempre desnudando estrellas. Disfrutando del reflejo de vidas que no me pertenecen, siendo mias.
Enero vino descalzo, se sentó un rato en el banco y comenzó a caminar. Febrero ya tenia su nuevo calzado, paso corriendo y trate de llevarle el paso. Llegué a Marzo y frené a tomar aire.
Siempre buscando luces sin nombres. Olvidando el violeta pensando en rojo.
Descubrí así el fugaz placer que abril significaba. Mayo fue clemente, una viuda de luto. Junio comenzó a despertarse y a mostrarme un nuevo estilo de vida.
Siempre deslizándome por toboganes siderales. A través de deslices maravillosos y nimios.
Julio no tenía tiempo de andar con vueltas. Decidió partirme las piernas y pasarme por arriba. Cuando julio termino su trabajo apareció agosto, extendió sus manos, me levanto un brazo y se ensañó pateándome las costillas.
Siempre levantándome ante los dorados puentes del frio. Superando misticismos ajenos y faltas de ortografía.
Setiembre se olvido una p, y pasó rápido. Octubre es un disco de los redondos, duro eso.
Siempre riéndome de mi mismo. Sabiendo que mi falta de respeto se disfraza de idea.
Noviembre me dio una changüí, me miro con cara de vos podés, pero no me dijo nada. Diciembre volvió de sus vacaciones y me dejo pasar de largo.
Siempre entrando por una nueva puerta. El ciclo se renueva pero no olvido nada.

24/2/09

NIMBUS

Tres formas, un rostro, una lividez inmune al frio... flota lejos, llora cerca y se va con los cerros.
Blanca esencia de un luto truncado. Elevado arte de agua y viento.
Moldeadas por manos invisibles y dejadas en libertad, tus detalles son eternos.
Me deslizo por la tierra, en puntas de pie. Tratando de retener tu belleza en mis manos para regalarsela al suelo y asi hacerla mia.
El cielo recubre tus parpados, tu imagen se debilita y deja escapar sus pequeñas lágrimas.
De cara al cielo, con los ojos cerrados y los labios listos me propongo beber de ella.
Tu rocío baña mis ojos. Y tu roce es exacto.
En medio del valle, una leve fogata, un viento feroz, la tierra en calma y el agua fluyendo.
Cada elemento exige su parte, tu fin se acerca. La tomenta se ha desatado.

2/1/09

RENAISSANCE

Cada vez que mis manos se desentorpecen y vuelvo a ser capaz de sentir los roces de la libertad entre mis dedos, me vuelvo a atar a mi pasado. Todo se precipita y lo que parecía ser un nuevo escape a tu prisión se vuelve cadenas.
Cada vez que mis ojos logran despegarse permitiéndome ver que no todo esta perdido en esta desdibujada vida que llevo adelante, recuerdo el color de tus mentiras. Un resplandor me encandila y lo que prometía ser una nueva manera de sentir se pudre en mis venas.
Cada vez que mis piernas logran deshacerse de aquella vieja sensación de entumecimiento y comienzan a caminar en contra de todos los obstáculos que puse cuidadosamente durante mi viaje de ida, vuelvo a tropezar. Caigo redondo al suelo y lo que aparentaba ser un cambio de rumbo en esta atolondrada marcha se convierte en un constante deja vú del camino.
Cada vez que logró conciliar con mi mente un pacto para dejar de imaginar el como sería y tomar, de una vez por todas, las riendas de este precipitado y constante caer que no me lleva a ningún lado, vuelvo a encontrarme. Me miro a los ojos, me sacudo el polvo y lo que parecía no terminar jamás muere en mí, mostrándome un nuevo escape, un nuevo color, un nuevo camino y busco comenzar otra vez.