8/7/09

CATANDO INVIERNOS

El contacto con la copa fría resquebraja mis labios.
 
Imposible acercarse. Quizás la distancia logra perfeccionar su aroma. 
Maderas secas se agolpan en mis labios cuando su presencia se hace palpable.
 
Su cuerpo se desliza a traves del viento dejando tintes de olvido que apenas se perciben.

Después de añejarse durante años es quizás el momento ideal para comenzar a beber.

Con un tinte helado y cristalino quizas fue el mejor invierno para acompañar con mariscos, ilusiones rotas y un ramito de ideas.

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