X vs EL APOCALIPSIS

Todo se condensa en el símil que consigo hoy.
Supongamos que esto es un chiste.
Sería de los malos. Con un remate apresurado o, lo que es peor, un final previsible.

X Está sentado, fumando un cigarrillo. Deja escapar el humo entre sus labios, jugando a darle la sensación de libertad para volver a atraparlo… y dejarlo ir.

Sería de esos en los que todos se ríen por miedo a ser diferentes, por miedo a admitir que no les causo gracia o, lo que resulta casi un pecado en el inconsciente colectivo del público, por no haberlo entendido.

X no percibe ningún ruido de la atmosfera que lo rodea. Tiene los auriculares demasiado incorporados a los oídos. La noche se deja entrever en una pequeña ventana.
X Escribe rápidamente en una hoja cuadriculada, mientras que con su pie marca un pulso ajeno a todos los tiempos simultáneos que se dan en el baño.
El humo viaja, la mano arrastra tinta, el pie escucha.

Sería de esos chistes que no pasarían la noche de prueba, que nadie querría volver a escuchar, que nadie recordaría fragmentos aleatorios preferidos o, lo que realmente lastima a X, que algunos dirían ya conocerlo, aún sin darle una oportunidad.

X respira hondo, enciende otro cigarrillo y cierra los ojos. Afuera el mundo se acaba.

¿Pero sabés que? Sería mi chiste favorito.
Y se que por lo menos un par de ustedes se van a reír. Porque lo entienden, porque se ponen a la altura o, lo que permite a X ignorar el apocalipsis, porque se ríen de mi conmigo.

¿Entienden?