7/2/12

A LA DERIVA

Su barco remontó una nube imposible. El viento sacudía lo que quedaba de la embarcación, mientras que él, aferrado al timón, dirigía la nave.
Eran de esperarse estas condiciones, el temperamento del cielo se sentía herido al ver como el barco sorteaba los obstáculos, y atacaba ahora con rayos.
Comenzó a virar, mientras desafiaba a la tormenta con la otra mano.
Un instante de luz, luego sombra, luego fuego.
Certero un rayo había alcanzado la vela principal.

Quizás desde tierra el espectáculo era otro, pero alla arriba la batalla estaba casi perdida.

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