Primero cae el agua. Inesperada quizás, pero puntual.
Las gotas se sueltan desde arriba y terminan estrellándose contra el suelo. Y con su descenso, baja la temperatura también.
Entonces es cuando el frío decide comenzar a susurrar. Primero despacito, casi imperceptible.
El viento juega de aliado, llevando el olor a lluvia a distancias en las que todavía no asoma nada.
Y así todo se vuelve pacífico.
La gente se refugia, esperando que sea solo una nube pasajera. Se mete en recovecos de la calle, palieres, techitos y paraguas.
A veces de la mano, a veces de los labios, a veces de la peluca.
Esto no significa nada para el agua, pero ¿qué sabe el agua mas que caer y desplomarse?
22/3/12
NOCHE DE LLUVIA
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1 comentario:
a veces de la peluca... magico.
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