Hoy se acabó la tregua con el destino. Por más que trato de modificarlo, insiste en reírse y seguir batiendo la que le cabe. Esto es guerra.
Ya no hay opción u oportunidad de decisión, ante lo inclemente que se postula el proceder. Cuando “saber” y “tener que” muestran tantas diferencias.
Pero el deber es el mismo, así que: “A- CUM-PLIR”
Intente disfrazarme de otra cosa, pero siempre terminaba siendo: “yo disfrazado de…”
Y pasaron los días, pasaron las cosas y el camino se volvió infinito.
Y caminé…
Mucho…
Puffff…
Y ahora me mantengo en un tenue hilo, esperando que se pueda negociar el rescate y se me permita descubrir otros colores.
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