Hermosa y violenta tu voz me encierra.
Exige mi presencia en este juego, sin ningún disfraz.
Es utópico mi encuentro con ella,
La calidez y el contacto son impalpables,
cierro los ojos y escucho.
Resuena dulce en tu paladar
y me invita a experimentar su suavidad.
Tan ajena a esta realidad,
Dibuja, tímidamente, un anhelo.
Se esconde en aquella voluta de humo
y sube muy rápido como para significar algo.
Destila,
sin inmutarse,
un suave aroma que logra confundir a mis sentidos.
Los obliga a perderse y caer en espiral, sin llegar nunca al centro.
Un final infinito, un espacio angosto para correr
y largo para caminar.
Tu voz me llama.
Desnuda y abstracta me libera.
Me ofrece realidad a cambio de que acepte lo irreal.
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